Las flores de zinnia son una hermosa adición a cualquier jardín. Vienen en una amplia variedad de colores y tamaños, y son fáciles de cultivar.
Las zinnias son miembros de la familia de los girasoles. Algunas variedades de zinnia mueren en el invierno y necesitan protección contra el clima frío, mientras que otros tipos prosperan al aire libre durante todo el año.
Son flores de bajo mantenimiento que necesitan poco cuidado o atención para prosperar. Crecerán mejor si tienen espacio adecuado y exposición total al sol durante el día y sombra parcial durante las horas de la tarde para florecer adecuadamente.
Las flores de zinnia son una opción popular para los jardineros domésticos debido a su capacidad para soportar condiciones de sequía y su largo período de floración desde el verano hasta el otoño. También es muy apreciada en floricultura porque la flor se conserva casi un mes después de ser cortada. Algunas de las flores de zinnia tienen un rico y profundo color naranja con centros amarillos y una garganta blanca. Se pueden utilizar en arreglos secos y ramos gracias a sus colores vibrantes.
Hay alrededor de 50 especies en este género y son nativas de América del Norte y Central, América del Sur y las Antillas. Fue introducida en Europa en el siglo XVI, cuando los exploradores españoles los trajeron de América. Las flores se usaban como decoración para la fiesta del Corpus Christi en España porque florecían al mismo tiempo que la festividad. Recibió su nombre del botánico alemán Carl von Linnaeus, quien la nombró en honor al profesor Johann Gottfried Zinn, quien era uno de sus estudiantes en ese momento. Se dice que las zinnias fueron traídas a América del Norte por monjes franciscanos españoles que las plantaron en su camino de la Ciudad de México a California durante el siglo XVIII.
La palabra "Zinnia" significa "pequeña flor" en alemán. Carl Linnaeus lo utilizó por primera vez en 1753 para describir una planta que había visto crecer en una tumba cerca de Frankfurt, Alemania.
En 2016, se cultivó y floreció en la Estación Espacial Internacional y se publicitó como la primera planta florecida en el espacio, si bien décadas antes (en 1982) los astronautas rusos ya habían hecho florecer un ejemplar de Arabidopsis.
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